martes, 26 de junio de 2012



ARTURO es su nombre. El equipo gallego nos hemos ganado después de dura lucha, el honor de su custodia durante los próximos dos años. En 2014, volveremos a pelear, en Escocia, otra bella tierra de dragones.

Carol

El sábado a mediodía estábamos tirando florete y sable en la Celtic Champion. Lo estábamos pasando fantástico. La competición era dura, nadie daba un punto por perdido, porque todos los equipos queríamos llevarnos el dragón a nuestro país.

De repente, el horror. Carol, una veterana procedente de Wales, que estaba tirando florete, cayó fulminada y quedó muerta sobre la pista. Un silencio negro se cernió sobre el pabellón y sus pobladores. Hasta el aire pareció densificarse en una milésima de segundo, imposibilitando la respiración.

El tiempo dejó de correr mientras nos precipitábamos sobre ella los que estábamos más cerca. Masaje cardíaco, boca a boca, movilización de las piernas... Pero era evidente que nos había dejado. Todos lo veíamos, pero en los doce minutos que tardó en llegar la ambulancia -que parecieron doce horas- no cejamos ni un segundo de negar con nuestros actos la evidencia. Queríamos que viviese a toda costa. Pero ella ya se había ido.

El médico que venía con la ambulancia no pudo más que certificar el deceso y decirnos que había sido un colapso. Que al llegar al suelo ya estaba muerta...

Sus compañeros, sus amigos, nos contaron que padecía un problema de corazón, que ella lo sabía y que, repetidamente, había manifestado que, si le sucedía algo compitiendo, que su deseo era que continuase el evento, como si ella siguiese allí... Y así lo hicimos, por sus compañeros, por todos nosotros y, sobretodo, como homenaje a ella.

Celebramos la cena de gala, brindando en su honor y la sentimos presente todo el tiempo. El domingo, acabamos de tirar florete y tiramos espada, con el equipo de Wales completo, porque otra tiradora de otro país, asumió el papel de Carol.

Antes del finalizar y repartir medallas nos abrazamos todos los tiradores en un emocionado minuto de silencio, en un círculo bien cerrado y escuchando muy bajito el himno de su país. Corrieron en ese momento las lágrimas contenidas desde el día anterior. Dolor y emoción corrieron parejos en la catarsis colectiva. Nos sanó a todos. Y su espíritu voló libre y feliz. Seguro.

En la recogida de medallas, ella también estuvo y, las medallas que le correspondieron a su equipo, serán entregadas a su familia, que apreciaba altamente su afición.

Este fin de semana, esta competición, ha sido muy especial por muchas razones y, siento que el vínculo creado entre todos los que tales experiencias vivimos, revivirá cada vez que nos encontremos en cualquier tiempo y lugar.

Bye, Carol, glad to meet you. It was an honour fence with you. Have a nice journey.

martes, 19 de junio de 2012

Por Detrás Tentación; Por Delante, Arrepentimiento...

Este fin de semana he estado en un congreso de medicina estética, uno de los muchos a los que, por mi trabajo, acudo frecuentemente a lo largo y ancho del país.

Y hace varios años que no deja de asombrarme, cada vez como si de la primera se tratase, el fascinante desfile de especímenes que por ellos pululan.

No salgo de mi asombro, digo, porque por esos lugares flotan, levitan, reptan, revolotean, todos los médicos estéticos famosos, cirujanos plásticos famosos, dermatólogos famosos, y aspirantes a famoso, que marcan las pautas estéticas que todos vemos en las revistas, teles, películas, etc. en los guapos de turno y que luego nos empeñamos reproducir en nuestras caras y cuerpos serranos.

Hay algunas ponencias realmente buenas, que aportan cosas esenciales para el avance del sector y algunos ponentes de calidad y gran talla. La mayor parte son publicidad, venta pura y dura, realizada por sicarios de bata blanca con título y especialidad. Un asco.

El público, médicos todos ellos, mata el aburrimiento arrancándole el pellejo al ponente del momento y que, según dicen todos y cada uno de ellos al que tienen sentado al lado, no tiene ni repajolera idea de lo que está hablando. Una gozada.

Pero lo mejor de todo, con diferencia, es la feria de las vanidades de los pasillos, breaks, comidas y cenas de gala.

Por lo general los hombres son más "normalitos" porque un traje por diseñoso que sea no deja de ser un traje y la gama de colores y complementos tampoco va mucho más allá. Los retoques masculinos son más discretos y, salvo algún lifting o blefaroplastia groseros, más dificilmente perceptibles. Que dan menos juego, vaya. Pero las mujeres, ay, las mujeres, eso es la bomba. Morros siliconados de medio kilo de peso, que ríete tu de la mona chita, prótesis tamaño Pamela Anderson, pómulos que llegan a hacer desaparecer la nariz, botox hasta en el bolso, pieles moreno-caribeño-de-solarium-todo-el-año; gasas, tules, bordados, escotes de vértigo, transparencias, minifaldas y tacones de infarto.

La media de edad real, sobre los cuarenta y tantos; la media de edad aspiracional, escasamente los veinte. Las ves de espaldas y a la distancia adecuada y puede incluso colar, por eso digo lo del "por detrás tentación" del título, pero por delante y de cerca, oh, my god!!!!! arrepentimiento total y absoluto, porque el impacto suele ser de ordago.

Casi todas quieren aparentar ser niñas, jugosas y sexualmente apetecibles y atractivas. Actúan y sobreactúan, cacarean y se pavonean como adolescentes calenturientas en lo que huelen varón, da igual que sea en edad fértil o no, a cien metros. Y son médicos, adultas, se supone que cultas, económicamente independientes. Y a mí, que soy mujer, se me cae la cara de vergüenza ajena.

Además no puedo evitar preguntarme si todas sus pacientes tienen esa misma pinta... que es lo que me parece más lógicamente esperable. Y me horripilo. Y saldría de allí corriendo no se me vaya a pegar algo en el fondo o en la forma. Menos mal que sé por experiencia propia que hay otras posibilidades y que no todas las médicos estéticas, cirujanos plásticas y dermatólogas dedicadas a la estética son esperpénticas sombras de sí mismas. Y que la medicina estética puede ser bastante más que una forma de mantenerse permanentemente en el mercado, dela clase que sea.

martes, 5 de junio de 2012

La Fuerza De La Vida


Impresionante, la fuerza de la vida... porque no sé de que otra forma llamarle a estas historias que conozco de primera mano. El juicio fácil, también se me viene a la cabeza, claro, pero como todos los juicios de este tipo, no resiste ni cinco segundos de mi propio análisis. Así que, finalmente, solo acierto a quedarme boquiabierta y darle vueltas y más vueltas por ver si en algún momento doy con la clave del asunto...

Imaginaos el caso de una mujer joven y sana; de repente, una meningitis infecciosa terrible, la mantiene en un hospital entre la vida y la muerte casi un año. Sale de ese hospital, con varios dedos y ambas piernas amputadas y cicatrices terribles en antebrazos y otras zonas del cuerpo, debido a la gangrena declarada a raíz de la enfermedad. Al imaginar su atroz sufrimiento a lo largo de esos meses me siento enferma. Imaginar la batalla posterior para superar su propia visión y desear seguir viviendo, me supera ampliamente.

Hoy camina sola, se depila el vello de los brazos con láser, se cuida la piel del cuerpo con peelings y cremas... Y yo, desde mi pequeña vida, desde la salud, la miro con sobrecogimiento, con admiración, con... incredulidad y no dejo de preguntarme sobre el sentido de la vida.

Otro. Otra mujer, joven y sana, con una hija de cuatro añitos. Sin avisar, de la noche a la mañana, un cáncer de pecho, con un tumor de los de pésimo pronóstico. Operación, quimio, radio... el purgatorio en vida. Sabe el tipo de tumor que tiene. Mientras ella lucha por sobrevivir, su pequeña debuta con una diabetes insulinodependiente. Pasa por todo ello, sale del hospital... y decide hacerse una liposucción de la zona de caderas... Y yo, como en el caso de antes, sin palabras con sentido suficiente para comprender qué mecanismos se activan en estos casos para apostar por la vida, por sus aspectos más superficiales, incluso, de esa forma tan irrefutable.